martes, noviembre 17, 2015

Moises y la Voluntad Conciente

La "Gran Obra" es ante todo, la creación del hombre por sí mismo, a base de trabajos concientes y padecimientos voluntarios. La "Gran Obra" es la conquista interior de sí mismos, de nuestra verdadera libertad en Dios. Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, desintegrar todos esos "Yoes" que viven en nuestro interior si es que en realidad queremos la emancipación perfecta de la Voluntad. 

La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra. A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada; Sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés. 

Según Filón, Moisés era un Iniciado en la tierra de los Faraones a orillas del Nilo, Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto. Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran Mago Caldeo, y del muy respetable Isaac. 

Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los prodigios; esto lo saben los Divinos y los humanos. Así está escrito. Todo lo que las Sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente extraordinario, portentoso. Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de leproso, luego le devuelve la vida. La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente comprende, se arrodilla y se prosterna. 

Moisés utiliza una Vara Mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del Iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte.


Ante el Faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo derraman sangre por los campos. 

Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas, gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto, indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen. Más como el Faraón no deja libre a los israelitas. Moisés obra nuevos prodigios: cubre la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da el lujo de apartar. 

Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos mueren. Cogiendo hollín del homo —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo sobre los egipcios, les causa pústulas y úlceras. Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata. 

A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma. Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original. 

Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo Testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos. Posteriormente Moisés se sirve de su vara mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco. 

Cuando los guerreros egipcios se precipitan por allí persiguiendo a los israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores. 

Incuestionablemente muchos Seudo-Ocultistas al leer todo esto, quisieran hacer lo mismo, tener los mismos poderes de Moisés, sin embargo esto resulta algo más que imposible en tanto la Voluntad continúe embotellada entre todos y cada uno de esos "Yoes" que en los distintos trasfondos de nuestra psiquis cargamos. La Esencia embutida entre el "Mi Mismo" es el Genio de la lámpara de Aladino, anhelando libertad... 

Libre tal Genio, puede realizar prodigios. La Esencia es "Voluntad-Conciencia" desgraciadamente procesándose en virtud de nuestro propio condicionamiento.

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