Sabemos que más allá del cuerpo, de los afectos y de la Mente, está el Logoi Interior, Divinal. Incuestionablemente eso que es lo inefable, eso que es lo real, proyecta su propia reflexión, su sombra particular, dentro de nosotros mismos aquí y ahora. Obviamente tal Sombra, tal Reflexión Logoíca, es el Entrenador Psicológico, Lucifer, el Tentador. Cada uno de nosotros tiene su Lucifer particular.
En el Egipto de los Faraones, el Sol del Mediodía, el Sagrado Sol Absoluto, estuvo siempre simbolizado por Osiris, mientras su Sombra, su Reflexión, su Lucifer, se halla alegorizado por Tiphón.
En los Sagrados Templos del viejo Egipto de los Faraones, cuando el neófito estaba a punto de sufrir las pruebas de la Iniciación, un Maestro se acercaba a él y le murmuraba al oído esta frase misteriosa: "Acuérdate que Osiris es un Dios Negro".
Evidentemente este es el color específico de las tinieblas y de las sombras cumerías, es del Diablo, a quien se ofrecieron siempre rosas negras, y también el del Caos Primitivo, donde todos los elementos y gérmenes de la vida se mezclan y confunden totalmente; el símbolo del Elemento Tierra, de la Noche y de la Muerte radical de todos esos Agregados Psíquicos que en su conjunto constituyen el Mí Mismo.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, "Blanquear al Diablo" y esto sólo es posible peleando contra nosotros mismos, disolviendo todo ese conjunto de Agregados Psíquicos que constituyen el "Yo", el Mí Mismo, el Sí Mismo. Sólo muriendo en sí mismos podremos Blanquear el latón y contemplar el Sol de la Media Noche (el Padre). Esto significa vencer a las tentaciones y eliminar todos y cada uno de los Elementos Inhumanos que llevamos dentro (Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc.).
En el Gimnasio Psicológico de la existencia humana, se requiere siempre un Entrenador. El Divino Daimon, citado tantas veces por Sócrates, la Sombra misma de nuestro Espíritu individual, es el Entrenador Psicológico más extraordinario que cada uno de nosotros carga adentro; nos mete en tentaciones con el propósito de entrenarnos, educarnos, sólo así es posible que broten en nuestra Psiquis las gemas preciosas de las Virtudes.
Ahora me pregunto y pregunto a ustedes: ¿Dónde está la maldad de Lucifer?. Los resultados son los que hablan, si no hay tentación no hay virtudes: cuanto más fuertes sean las tentaciones más grandes serán las Virtudes; lo importante es no caer en la tentación, y por eso debemos rogar al Padre diciendo: "No me dejes caer en tentación".
Sólo mediante la lucha, el contraste, la tentación y la rigurosa disciplina esotérica pueden brotar en nosotros las flores de la Virtud.
Lucifer, como Ayo, Educador, Mentor, resulta ciertamente insólito, inusitado, extraordinario. Existe en la Tentación Luciférica, didáctica, inimitable, pedagogía portentosa, atracción que asombra, incentivo inconfundible, instigación oculta con propósitos Divinales secretos, seducción, fascinación... Lucifer Prometeo, es uno con el Logos Platónico, el Ministro del Demiurgo Creador y Señor resplandeciente de las Siete Mansiones del Hades (Infierno), Sabbath y del mundo manifestado, a quien están encomendadas la Espada y la Balanza de la Justicia Cósmica, pues él es indubitablemente la norma del peso, la medida y el número; el Horus, el Brahama, el Ahura-Mazda, etc., siempre inefable.
Lucifer (Luci= Luz. Fer= Fuego), es el Guardián de la puerta y tiene las llaves del Lumisial para que no penetren en él sino los ungidos, que poseen el secreto de Hermes...
Quienes maldicen temerariamente a Lucifer, se pronuncian contra la Cósmica Reflexión del Logos, anatematizan al Dios Vivo manifestado en la Materia y reniegan de la siempre incomprensible Sabiduría, revelándose por igual en los contrarios de Luz y Tinieblas. Semblanza, parecido, similitud: Sol y Sombra, Día y Noche, Ley de los Contrarios. El Diablo, la Reflexión de nuestro Logoi Interior, fue la criatura más excelente antes de que cayéramos en la generación animal. "Blanquea el latón y quema tus libros", nos repiten todos los Maestros del Arte Hermético. Quien Blanquea al Diablo, volviéndolo a su estado resplandeciente y primigenio; quien muere en sí mismo, aquí y ahora, libera a Prometeo encadenado. Y éste le paga con creces porque es un coloso con potestad sobre los Cielos, sobre la Tierra y sobre los Infiernos.
Lucifer-Prometeo integrado radicalmente con todas las partes de nuestro Ser, hace de nosotros algo distinto, diferente, una exótica criatura, un Arcángel, una Potestad terriblemente Divina.
Tarot y Kabala
Samael Aun Weor
No hay mas, el camino para avanzar espiritualmente es trabajo y practica,
morir en defectos, nacer en virtudes y el sacrificio por la humanidad.