Hasta ahora sólo habéis oído hablar de los Maestros asiáticos y europeos. Muchos estudiantes espiritualistas desearían progresar internamente, pero no pueden porque no han encontrado el camino que les pertenece, su rayo y tónica propios, que estén de acuerdo con su sangre y su psiquis. No hay que olvidar que en la América del Sur la sangre del indio predomina sobre todo, y que son millones los seres humanos que pertenecen al Rayo Maya. Pero yo voy a hablar de esos Maestros del Rayo Maya, a descorrer por primera vez la cortina que los oculta.
Kalusuanga, el Dios primitivo de la luz, el gran Maestro del Sol, tiene un depósito de sabiduría esotérica en el templo de "Buritaca", sede de la sabiduría antigua (Costa Atlántica)
Kunchuvito Muya, Dios Poderoso.
Kakasintana, Dios Poderoso,
Nuestro Seyancua.
Nuestro Padre Seukul.
"Mama" Kaso Biscunde.
"Mama" Batunare.
La "Saga" María Pastora, Maestra de Sabiduría.
El Dios Kuinmagua. Este Maestro es el Dios de las tempestades, con poderes sobre las estaciones del invierno y del verano, del otoño y de la primavera.
El Dios Temblor, es niño inocente, que hace temblar la tierra, cuyo nombre no es el caso mencionar.
Estos Maestros de la venerable Logia Blancas del Rayo Maya son los silenciosos vigilantes de la América Latina. La Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), es otro Tibet poderoso y antiquísimo.
Kalusuanga, el Dios primitivo de la luz, alegremente admitirá en sus misterios a las almas sedientas del Rayo Maya. La clave para entrar en el templo de Kalusuanga, el Maestro indio, es como sigue:
El discípulo se sentará en un sillón frente a una mesa; apoyará los codos sobre la mesa y sostendrá la cabeza con la mano izquierda, mientras con la derecha se hará pases magnéticos sobre la cabeza, desde la frente hasta la nuca, con el propósito de magnetizarse a sí mismo y arrojar con fuerza (con los pases magnéticos), el cuerpo astral hacia afuera, en dirección al templo de Buritaca, sede de la sabiduría antigua del Rayo Maya.
El discípulo unirá su voluntad y su imaginación en vibrante armonía, haciendo esfuerzo por adormecerse. Debe sentirse actuando con su voluntad e imaginación como si estuviese en carne y hueso dentro del templo Buritaca.
Con el pensamiento debe pronunciar estos mantrams o palabras mágicas: OMNIS BAUM IGNEOS. Estas palabras se pronuncian de seguido, alargando el sonido de las vocales, hasta quedarse dormido.
Después de cierto tiempo de práctica, el discípulo se "saldrá" del cuerpo físico, en su astral, y Kalusuanga, el Maestro sublime del Rayo Maya, lo instruirá en sus misterios y le enseñará la sabiduría médica.
Kalusuanga prueba primero el valor del invocador, y se aparece gigantesco y terrible para probar al discípulo. Si éste fuese valeroso, será instruido en la ciencia sagrada de los "Mamas".
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