El gran Maestro Gnóstico Rosacruz Arnoldo Krumm Heller habla cosas sublimes sobre la lejana Thule, la Isla Sagrada. Don Mario Rosso de Luna dice que esta Isla todavía existe, pero se halla en estado de Jinas. Nosotros sabemos que en esta Isla existió la primera raza humana.
La Raza Polar se desenvolvió en un ambiente totalmente distinto al actual. En aquella época, que data de hace más de trescientos millones de años, la Tierra era propiamente semietérica, semifísica; parecía un curvo océano azul como el firmamento de la noche.
En aquellos tiempos los seres humanos podían flotar en la atmósfera. Los cuerpos humanos eran andróginos y etéreos. Estos cuerpos eran elásticos y sutiles. Lo mismo podían conservar su gigantesca figura de diez y veinte metros de altura, que reducir su tamaño a voluntad y asumir una estatura pigmea, o tomar el tamaño del cuerpo humano actual.
No podemos afirmar que aquella gente fuese hermafrodita. Esta raza fue andrógina. La energía sexual operaba en forma diferente y se reproducían con el acto sexual fisíparo. En determinados instantes el organismo original se dividía en dos mitades exactas. Esto es semejante a la multiplicación por división celular. Cada vez que esto ocurría había oración y profunda veneración a lo divinal.
Aunque parezca increíble, la primera raza humana llegó a un altísimo grado de civilización. Con el material plástico y etérico de esta Tierra primieval, se construyeron casas, palacios, ciudades y templos grandiosos. Naturalmente, los cerdos del materialismo actual se reirán de nuestras afirmaciones porque jamás se han encontrado restos de dicha civilización. Es imposible hallar restos de semejante civilización tan antigua porque en aquella época la Tierra era etérea, es decir, estaba formada con la promateria. Sólo en las memorias de la Naturaleza pueden los grandes clarividentes hallar toda la historia viviente de la primera raza. Esta es la raza Protoplasmática. Este es el legítimo protoplasma de la raza humana.
Los restos fósiles de seres humanos hallados en las cavernas subterráneas de la Tierra nada tienen que ver con la raza Protoplasmática. Estos restos son de tribus degeneradas descendientes de la sumergida Atlántida.
La religión, la ciencia y la filosofía estaban totalmente unidas en la cultura de la Raza Polar. Los habitantes de la lejana Thule eran Bodhisatwas de los Maestros de otros Mahamvantaras.
Adán y Eva eran un solo ser. Hoy en día, Adán y Eva están separados y sufren y se buscan con sed insaciable para unirse. Sólo durante el acto sexual el hombre y la mujer son un solo ser. En esos instantes de voluptuosidad sexual, ambos, hombre y mujer, tienen la inmensa dicha de ser un solo ser.
Resultan interesantísimos los rituales cósmicos de aquella época. En los templos puede descubrir, el clarividente ejercitado, pura masonería oculta. Sin embargo, esos rituales diferían tanto de los que actualmente existen en el mundo, que sería imposible para un masón moderno admitir que dichos rituales fuesen masónicos.
Las luces del templo no estaban fijas. Tan pronto el V.M. ocupaba el trono como luego lo abandonaba. A veces el P.V. ocupaba un trono, como luego lo abandonaba para cambiarlo por el del S.V. Se levantaban los altos dignatarios para cambiarse los sitiales entre sí. En las vestiduras se combinaban los colores negros y blancos para representar la lucha entre el espíritu y la materia. La construcción del templo era perfecta. Los símbolos y herramientas de trabajo se usaban invertidas para representar el drama que se proyecta en los siglos: el descenso del espíritu hacia la materia. Así podemos contemplar con asombro, cetros invertidos, cáliz, etc., todo invertido. La vida estaba hasta ahora descendiendo hacia la materia, y debía entonces dársele expresión simbólica.
Grandiosas eran las procesiones sagradas. Con ellas se daba a entender los grandes misterios y el supremo descenso del Espíritu hacia la materia. Este era un acontecimiento grandioso que se aguardaba con el transcurso de los siglos. Se aguardaba con tanta ansiedad como hoy en día se aguarda el regreso del hombre hacia mundos superiores.
El lenguaje de la Raza Protoplasmática fue el Verbo de Oro, un idioma universal y cósmico cuya combinación de sonidos produce fenómenos cósmicos de toda especie. Quienes recorren la Senda del Matrimonio Perfecto vuelven a descubrir ese lenguaje primieval dentro de sí mismos. Cuando llega el fuego sagrado a la altura de la garganta comenzamos a parlar en el orto purísimo de la Divina Lengua, que como un río de oro corre deliciosamente bajo la selva espera del Sol. En ese idioma, los Padres de los Dioses les enseñaron a éstos, cantando, las Leyes Cósmicas de la Naturaleza.
La escritura de la primera raza fueron las runas. El mazo de la masonería viene de la flecha del Dios Ra, egipcio, y ésta es una runa.
En aquella época, los rituales del templo polar eran todos rúnicos. Los movimientos de los oficiales eran rúnicos. Esta es la escritura divinal. Recordemos que la swástica es una runa. Las letras hebreas no son sino modificaciones de las letras runas.
La cuna de la sabiduría oculta no fue el Asia, como creen muchos. La verdadera cuna de la sabiduría oculta fue la Isla Sagrada, la lejana Thule, de la cual habla tantas bellezas Huiracocha.
Por aquella época de la Raza Protoplasmática, la Isla Sagrada no estaba en el Norte. Esa Isla fue realmente un continente cuya posición exacta estaba en la línea ecuatorial. Más tarde, con la revolución de los ejes de la Tierra, quedó dicha isla en el Norte. La revolución de los ejes de la Tierra ya está demostrada por la ciencia contemporánea. Actualmente, los polos se están desviando hacia el Ecuador.
Los actuales esquimales, aún cuando mezclados con otras razas, no son descendientes de la primera raza; son más bien degenerados atlantes, mas conservan algunas tradiciones muy interesantes. Estas gentes tienen un vínculo familiar que les une entre sí. Cada patriarca usa un amuleto especial consistente en un signo, marca tótem, o el nombre de una especie de animal sagrado que transmite a sus descendientes. Por el hecho de vivir ellos en el Polo Norte, pueden sentirse muchos pensadores inclinados a creer que esta raza pudiese tener su origen en los nórdicos primitivos de la primera edad.
Resulta interesante saber que entre los antiguos esquimales no existía autoridad especial, cacique o rey. Se regían por un consejo de ancianos. Los varones jóvenes se unen en Matrimonio Perfecto con las mujeres de otros clanes; empero, el amuleto les sirve de distintivo para no casarse entre parientes. En otros tiempos existió la poliandría. Mataban a toda hija mujer que naciese antes de hijo varón. Afortunadamente ya abandonaron esta bárbara costumbre.
R. Westermack refiere, en su libro titulado “Historia del Matrimonio”, que los esquimales prestan su mujer a otro, o la cambian. Naturalmente esto es de hecho una costumbre de adulterio. Horrible costumbre incompatible con la doctrina predicada por nuestro adorable salvador el Cristo Jesús. Empero, toda regla tiene sus excepciones y no podemos creer que todos los esquimales tengan semejante bárbara costumbre. De todo hay en la viña del Señor.
Es costumbre de los esquimales envolver a sus muertos entre pieles y sepultarlos bajo un túmulo rodeado de una cerca. En las Aleutianas se les lía con cuerdas y se les sepulta entre las grietas de los riscos.
Los esquimales conocen la Ley del Eterno Retorno, saben que el Ego regresa a una nueva matriz. Los fetiches o muñequitos pequeños y diminutos de los esquimales, simbolizan la Esencia. Creen que ésta es pequeñita y diminuta. Mas los sacerdotes no ignoran que con ella se fabrica el Alma.
El embarazo, el nacimiento de niños, la pubertad y la muerte son celebrados por ellos con prácticas esotéricas y especiales.
Los esquimales adoran al principio femenino de Dios. Ellos aman a la sublime anciana Sedna que vive en el fondo del mar y le envían animales marinos para su alimento. Naturalmente, los ignorantes ilustrados que nada saben de ciencia oculta se ríen de la religión divina de los esquimales. Los mejores cánticos y rituales de los esquimales son para la Madre Divina. Los viajes simbólicos del shamán (sacerdote) en busca de la anciana Sedna para consolarla cuando se disgusta, y las procesiones que la comunidad realiza para reconciliarla, nos recuerdan los simbólicos viajes del candidato masón alrededor de la Logia. Los viajes son los símbolos externos de la elevación de la Conciencia del candidato a través de los mundos superiores. Los cinco simbólicos viajes de la masonería oculta están íntimamente relacionados con las cinco Iniciaciones de Misterios Mayores. Los profanos ignorantes que ven estos viajes de los esquimales, no hacen sino reír y reír de lo que desconocen. Ríen como idiotas, ríen de lo que desconocen.
Los esquimales saben con perfecta exactitud, como lo sabe todo verdadero Iniciado que tenga abierto el sexto sentido, que existen los genios, los duendes, los gnomos, los gigantes, las salamandras del fuego, las ondinas, etc., etc. Afortunadamente, ya la ciencia oficial, después de haber aceptado el hipnotismo y de haberlo bautizado con un nuevo nombre llamándolo hipnología, tiene que aceptar, por lógica consecuencia, la clarividencia. Sólo así es posible explicarnos que un sujeto en estado hipnótico pueda ver a través de un muro, o informar sobre lo que está sucediendo muchas veces a miles de kilómetros de distancia.
Lo que hoy rechaza la ciencia, mañana lo admite. Los que hoy se ríen de Paracelso y de los esquimales, por aquello de los elementales, gnomos, pigmeos, salamandras, genios, ondinas, sílfides, etc., etc., tendrán después que reírse de sí mismos y enrojecer de vergüenza cuando estas criaturas sean redescubiertas por la Ciencia. ¿Quién habría de creer hace apenas un lustro en la serpiente de cristal? Ahora acaba un famoso científico, de esos que se dicen incrédulos, de descubrir en estos instantes del año 1961 la famosa serpiente de cristal. Dicha serpiente tiene el poder de abandonar su cola a voluntad en casos de peligro, para regenerarla después fácilmente. Cuando la serpiente de cristal se ve en peligro, atacada por cualquier bestia, se enrosca poniéndose rígida y se lanza sobre la bestia. Entonces instantáneamente abandona su cola y la cabeza huye como el rayo. La bestia queda entretenida con la cola mientras la serpiente se salva. Más tarde de la cabeza nace la nueva cola. Así es todo. La naturaleza tiene muchas maravillas y es necesario aprender a respetar toda religión porque todas las religiones no son sino formas de una religión única y universal. En toda religión se encierran tremendas verdades y ciencias cósmicas desconocidas para el ignorante ilustrado de esta época de barbarie.
Todos aquellos que quieran realizarse a fondo deben trabajar en su laboratorio con el azufre (fuego), el azoe (aire), el hombre (agua) y el toro (tierra). Estos cuatro elementos hacen cruz. El alkimista que sigue la Senda del Matrimonio Perfecto debe transmutar el plomo en oro dentro de las cavernas profundas de la gran cordillera (la espina dorsal).
En esa gran cordillera viven los gnomos, los guardianes de todos los tesoros de la Tierra, los grandes alkimistas que transmutan el plomo en oro.
Los gnomos trabajan con las salamandras del fuego, con los silfos del aire y con las ondinas voluptuosas del agua pura de vida. Las salamandras ardientes fecundan a las inquietas ondinas, y los silfos alegres y juguetones animan el fuego del hornillo del laboratorio (el chacra llamado Iglesia de Efeso) para que el agua (semen) se evapore desde su recipiente (el sexo). Los vapores seminales suben por la chimenea hasta el destilador (el cerebro). Allí los gnomos hacen la gran destilación quedando perfectamente transmutando el plomo en oro.
Es necesario transmutar el plomo de la personalidad en el oro del Espíritu. Sólo así podemos volver a parlar en el orto purísimo de la Divina Lengua. Nuestra divisa es Thelema (voluntad).
Necesitamos pasar por las cinco grandes Iniciaciones del Fuego, simbolizadas por los tres grados de la masonería oculta. Necesitamos retornar, volver a la sabiduría divina de la lejana Thule. Es mucho lo que se ha dicho sobre esta Thule lejana, la tierra de los Dioses. Allí residen los antepasados de los esquimales y también de los aztecas. Allí vive Ketzalkoatl. De allí vino y allí volvió. El emperador Moktezuma envió un grupo de magos embajadores a esa Thule misteriosa. Ellos fueron en estado de Jinas. Es decir, viajaron por entre la cuarta dimensión. Esa Thule lejana es la Tierra Sagrada, la Isla Sagrada, el primer continente que existió y el último que dejará de existir. Ese continente se halla en el Casquete Polar del Norte, dentro de la cuarta dimensión. Los magos aztecas, enviados por Moktezuma, llegaron hasta allí en estado de Jinas llevando presentes para los antepasados de los aztecas. De regreso trajeron un mensaje para Moktezuma y los aztecas, que podríamos sintetizar así: “Si vosotros no dejáis vuestras pasiones, crueldades y vicios, seréis castigados. Por el mar vendrán hombres blancos que os conquistarán y destruirán”. Todo esto se cumplió con la llegada de los españoles a México.
Esto de la cuarta dimensión, y de una tierra sagrada metida dentro de la cuarta dimensión en el Polo Norte, puede hacer reír a los ignorantes ilustrados; realmente ellos no han estudiado todas las dimensiones del espacio. Es lástima que las matemáticas no puedan definir las dimensiones del espacio. “Toda expresión matemática corresponde siempre a una realización de realidades”. Así se piensa con lógica formal. Empero, afortunadamente existe la Lógica Dialéctica que nos permitiría usar las matemáticas para definir las seis dimensiones fundamentales del Universo.
Generalmente las dimensiones son representadas por potencias: la primera, la segunda, la tercera, la cuarta, etc. Precisamente esto dio base a Hinton para construir su famosa teoría de los tesseracts, o sólidos tetradimensionales (A4) (A elevada a la cuarta potencia). Esta es la representación de las dimensiones en forma de potencias. Muchos autores consideran que las matemáticas nada tienen que ver con las dimensiones porque no existe diferencia entre las dimensiones. Este concepto nos parece falso. Nosotros creemos que la diferencia entre las dimensiones es algo obvio y que todo el Universo está hecho de acuerdo con la Ley de número, medida y peso. Lo que sucede es que mientras la mente esté embotellada entre la lógica formal limitaremos el uso de las matemáticas al mundo tridimensional. Necesitamos con urgencia de la Lógica Dialéctica para considerar la representación de las dimensiones por potencias, como algo lógico. Esto sólo es posible dialécticamente con Lógica Dialéctica.
La metageometría estudia “el espacio superior”. La metageometría está llamada a desplazar totalmente la geometría de Euclides. Realmente, la geometría de Euclides sólo sirve para investigar únicamente las propiedades del espacio físico particular. Empero, si queremos abandonar el estudio de la cuarta vertical, es claro que la física se detendrá en su avance.
En la cuarta coordenada se halla el secreto vital de toda mecánica. La metageometría tiene el mérito de considerar al mundo tridimensional como una sección de un espacio superior. El punto del espacio tridimensional es tan solo una sección o corte de una línea metageométrica. Con Lógica Formal resulta imposible considerar a las líneas metageométricas como distancias entre puntos en nuestro espacio, y es imposible representarlas formando figuras en nuestro espacio. Empero, con Lógica Dialéctica, tiene distancias entre puntos de nuestro espacio y podemos representarlas con figuras y cualidades. No resulta pues absurdo decir que el continente Polar Norte pertenece a la cuarta dimensión. Tampoco sería absurdo a la luz del pensamiento lógico dialéctico, afirmar que dicho continente está habitado por personas que tienen cuerpos físicos. Podríamos hacer un mapa de dicho continente y esto sería aceptado con Lógica Dialéctica. En cambio la Lógica Formal, además de considerar absurdas nuestras afirmaciones, nos conduciría de hecho al error.
La tridimensionalidad del mundo ciertamente existe en nuestra psique, en nuestro aparato receptivo. Es también allí donde todos podemos encontrar las maravillas de lo supradimensional si desarrollamos la clarividencia, la clariaudiencia, etc., es decir, si perfeccionamos nuestro aparato psíquico. Sólo mediante el desarrollo de nuestros poderes de percepción interna podemos estudiar las dimensiones superiores de la Naturaleza. El positivismo materialista ha levantado una muralla china alrededor de la investigación libre. Todo lo que ahora se levanta contra esa muralla, es condenado por los ignorantes ilustrados como anti-científico. El positivismo materialista es conservador y reaccionario. Nosotros los gnósticos somos revolucionarios y rechazamos totalmente las ideas reaccionarias y conservadoras.
Don Emanuel Kant, el gran filósofo alemán, considera al espacio como una propiedad de la receptividad del mundo por nuestra Conciencia. “Nosotros llevamos en nosotros mismos las condiciones de nuestro espacio, y por lo tanto, dentro de nosotros mismos encontraremos las condiciones que nos permitan establecer correlaciones entre nuestro espacio y el espacio superior”.
Cuando se inventó el microscopio se abrió ante nosotros el mundo de lo infinitamente pequeño. Así también con el despertar del sexto sentido se abrirá ante nosotros el mundo de la cuarta dimensión.
Aquellos que han desarrollado el sexto sentido pueden estudiar los Registros Akásicos de la Naturaleza y descubrir por sí mismos la realidad del Continente Polar del Norte.
La primera raza que existió en el mundo fue de color negro. Esa fue la Raza Protoplasmática; la raza andrógina que se reproducía con el acto sexual fisíparo (semejante al de la multiplicación por división celular).
La primera raza vivió en la cuarta dimensión del espacio. La Tierra misma estaba entonces sumergida dentro de la cuarta dimensión. Aquella raza tuvo una gigantesca civilización, se hablaba el lenguaje de oro y se escribía con letras rúnicas. Estas letras son de gran poder esotérico. Por aquella época el ángel Uriel escribió con letras rúnicas un precioso libro cósmico. Dicho libro sólo podemos estudiarlo en los Registros Akásicos.
El género de percepción y de representación de la gente de la primera raza, no era subjetivo como el de la humanidad actual. Aquella gente polar tenía representaciones y percepciones objetivas, claras y perfectas. Podían ver los cuerpos en forma completa y exacta. La gente actual solo ve lados, ángulos, caras, superficies, etc. Nadie ve ahora cuerpos completos. La gente actual está degenerada y sólo tiene percepciones incompletas, subjetivas y representaciones de tipo completamente degenerado y subjetivo.
Necesitamos regresar al punto de partida y regenerar nuestro aparato psíquico por medio de la Magia Sexual y de la meditación interna para reconquistar las representaciones y percepciones objetivas.
Es urgente eliminar de nuestras representaciones y percepciones todos los elementos subjetivos. Esto se consigue mejorando la calidad de las representaciones con la técnica de la meditación, y regenerando el aparato psíquico con la Magia Sexual.
En el Norte está la cuna de la sabiduría oculta y no en el Oriente como lo suponen algunos orientalistas.
Los esquimales conservan muchas tradiciones religiosas que bien vale la pena de investigar seriamente.
Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo y moveré el Universo”. Arquímedes buscó una palanca para mover el Universo. Esa palanca existe. Eliphas Levi dice que esa palanca es la luz astral. Nosotros preferimos hablar más claro y decir que la palanca de Arquímedes es el Kundalini. Quien desarrolla el Kundalini puede meter su cuerpo de carne y hueso entre la cuarta dimensión para transportarse hasta la lejana Thule, la Tierra de los Dioses. Quien sabe orar y pedir a la Madre Kundalini, bien puede suplicarle que lo meta dentro de la cuarta dimensión y lo transporte a la Isla Sagrada. El Kundalini es la palanca de Arquímedes, la palanca con la que podemos meternos dentro de la cuarta dimensión para transportarnos cargando con el cuerpo físico. La invención de la palanca inmediatamente diferenció al hombre primitivo del animal y estuvo de hecho unida realmente a la aparición real de los conceptos. Si comprendemos a fondo psíquicamente la acción de una palanca, descubriremos con asombro que consiste en la construcción de un silogismo correcto. Quien no sabe construir un silogismo correctamente, tampoco puede comprender totalmente la acción de una palanca. El silogismo en la esfera psíquica es literalmente la misma cosa que la palanca en la esfera física. Realmente podemos asegurar que los seres que viven sobre la Tierra se dividen en dos grupos. Los que conocen la acción de la palanca y los que no conocen esta acción.
El hombre necesita la palanca de Arquímedes, la Serpiente superastral, para meterse dentro de la cuarta dimensión y transportarse con cuerpo a la Tierra de los Dioses.
Cuando las matemáticas han renunciado a los axiomas fundamentales de la identidad y la diferencia, se encuentra el camino que nos conduce a un orden superior de cosas en las dimensiones superiores del espacio.
El gran escritor P.O., dijo: “En el mundo de las magnitudes infinitas y variables, una magnitud puede no ser igual a sí misma; una parte puede ser igual al todo; y de dos magnitudes iguales una puede ser infinitamente mayor que la otra”.
Realmente todo esto puede ser un completo absurdo cuando estudiamos la cuestión a la luz de las matemáticas de los números constantes y finitos. Empero es cierto, muy cierto y de toda verdad, que las matemáticas de los números constantes y finitos, son en sí mismos el cálculo de las relaciones que hay entre magnitudes no existentes, esto es, el cálculo de un absurdo. Así pues, podemos plenamente afirmar que lo que desde el punto de vista de estas matemáticas parece un absurdo, puede ser realmente verdadero, aún cuando las gentes no lo crean.
En cierta ocasión un famoso penalista dijo: “Para descubrir la verdad tenemos que renunciar a la lógica”. En parte dijo la verdad este abogado, en parte no la dijo. Realmente tenemos que renunciar a la lógica formal, pero no a la lógica, porque la lógica es el arte de pensar correctamente. Si dejamos de pensar correctamente es claro que caemos en el absurdo. En su “Crítica de la Razón Pura”, don Enmanuel Kant nos mostró el camino de una lógica trascendental. Antes de Bacón y el famoso Aristóteles, en las arcaicas escrituras de la tierra sagrada de los Vedas, ya se dieron las fórmulas de una lógica superior. Estas fórmulas se conservaron escritas en libros antiquísimos. Esta lógica es la Lógica Dialéctica. Esta es la Lógica Intuitiva, la Lógica del Éxtasis, la Lógica del Infinito. Esta Lógica existe desde mucho antes de que la Lógica deductiva e inductiva fuera formulada. Cuando el hombre se adueña de esta llave maravillosa de la mente, llamada Lógica Dialéctica, puede abrir la puerta misteriosa del mundo de las causas naturales sin peligro de caer en el error. Los axiomas de la Lógica Dialéctica sólo pueden ser formulados durante el éxtasis.
Si queremos realmente comprender a fondo el mundo multidimensional y visitar la Tierra Sagrada de los Dioses situada en el casquete polar del Norte, necesitamos urgentemente arrojar fuera del templo de nuestra mente, todos, todos los ídolos intelectuales convertidos en axiomas. Necesitamos desembotellar la mente, libertarla de la Lógica Formal, buena tan solo como para un Moliere y sus caricaturas.
Las tierras de Jinas, las maravillas escondidas entre las Mil y una Noches, los países de oro donde habitan los Dioses inefables de la aurora, se convierten en una tremenda realidad cuando encontramos la palanca de Arquímedes. Apoyados en esa misteriosa palanca saltamos a la cuarta dimensión. Ha llegado la hora de libertar la mente y despertar el Kundalini. Ha llegado el instante en que el ser humano aprenda a pasar a la cuarta dimensión a voluntad cada vez que así lo quiera. Si alguien con el Kundalini despierto le suplicara a éste en instantes de estar dormitando, que lo metiera dentro de la cuarta dimensión y lo transportara a la Isla Sagrada del Polo Norte, podéis estar seguro, amado lector, que el milagro se realizaría inevitablemente. Todo lo que necesita el Iniciado es saber levantarse del lecho conservando el sueño. La culebra lo ayudará en todo cuanto él también se sabe ayudar. “Ayúdate que yo te ayudaré”.
El Matrimonio Perfecto
Samael Aun Weor
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