Es apenas normal que no todos los sujetos se auto-realicen íntimamente. Bien sabemos que la auto-realización íntima del ser exige continuidad de propósitos y como quiera que es muy difícil encontrar a alguien que tenga un centro de gravedad permanente, entonces no es extraño que sea muy rara la persona que llegue a la auto-realización interior profunda.
Lo normal es que alguien se entusiasme por el trabajo esotérico y que luego lo abandone; lo extraño es que alguien no abandone el trabajo y llegue a la meta.
Ciertamente y en nombre de la verdad, afirmamos que el Sol está haciendo un experimento de laboratorio muy complicado y terriblemente difícil.
Dentro del animal intelectual equivocadamente llamado hombre, existen gérmenes que convenientemente desarrollados pueden convertirse en hombres solares.
Sin embargo no está de más aclarar que no es seguro que esos gérmenes se desarrollen, lo normal es que se degeneren y pierdan lamentablemente.
En todo caso los citados gérmenes que han de convertirnos en hombres solares necesitan de un ambiente adecuado, pues bien sabido es que la semilla, en un medio estéril no germina, se pierde.
Para que la semilla real del hombre depositada en nuestras glándulas sexuales, pueda germinar se necesita continuidad de propósitos y cuerpo físico normal.
Si los científicos continúan haciendo ensayos con las glándulas de secreción interna, cualquier posibilidad de desarrollo de los mencionados gérmenes podrá perderse.
Aunque parezca increíble, las hormigas pasaron ya por un proceso similar, en un remoto pasado arcaico de nuestro planeta Tierra.
Uno se llena de asombro al contemplar la perfección de un palacio de hormigas. No hay duda de que el orden establecido en cualquier hormiguero es formidable.
Aquellos Iniciados que han despertado conciencia saben por experiencia mística directa, que las hormigas en tiempos que ni remotamente sospechan los historiadores más grandes del mundo, fueron una raza humana que creó una, poderosísima civilización socialista.
Entonces eliminaron los dictadores de aquella familia, Las diversas sectas religiosas y el libre albedrío, pues todo ello les restaba poder y ellos necesitaban ser totalitarios en el sentido mas completo de la palabra.
En estas condiciones, eliminada la iniciativa individual y el derecho religioso, el animal intelectual se precipitó por el camino de la involución y degeneración.
A todo lo antes dicho se añadieron los experimentos científicos; trasplantes de órganos, glándulas, ensayos con hormonas, etc., etc., etc., cuyo resultado fue el empequeñecimiento gradual y la alteración morfológica de aquellos organismos humanos hasta convertirse por último en las hormigas que conocemos.
Toda aquella civilización, todos esos movimientos relacionados con el orden social establecido se volvieron mecánicos y se heredaron de padres a hijos; hoy uno se llena de sombro al ver un hormiguero, mas no podemos menos que lamentar su falta de inteligencia.
Si no trabajamos sobre si mismos, involucionamos y degeneramos espantosamente.
Psicología Revolucionaria
Samael Aun Weor
Toda teoria es gris, todo conocimiento o sabiduria por muy elevada que sea, no sirve de nada si no se practica.
sábado, noviembre 28, 2015
martes, noviembre 17, 2015
Moises y la Voluntad Conciente
La "Gran Obra" es ante todo, la creación del hombre por sí mismo, a base de trabajos
concientes y padecimientos voluntarios.
La "Gran Obra" es la conquista interior de sí mismos, de nuestra verdadera libertad en
Dios.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, desintegrar todos esos "Yoes" que
viven en nuestro interior si es que en realidad queremos la emancipación perfecta de la
Voluntad.
La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra. A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada; Sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés.
Según Filón, Moisés era un Iniciado en la tierra de los Faraones a orillas del Nilo, Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto. Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran Mago Caldeo, y del muy respetable Isaac.
Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los prodigios; esto lo saben los Divinos y los humanos. Así está escrito. Todo lo que las Sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente extraordinario, portentoso. Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de leproso, luego le devuelve la vida. La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente comprende, se arrodilla y se prosterna.
Moisés utiliza una Vara Mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del Iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte.
Ante el Faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo derraman sangre por los campos.
Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas, gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto, indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen. Más como el Faraón no deja libre a los israelitas. Moisés obra nuevos prodigios: cubre la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da el lujo de apartar.
Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos mueren. Cogiendo hollín del homo —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo sobre los egipcios, les causa pústulas y úlceras. Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata.
A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma. Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original.
Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo Testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos. Posteriormente Moisés se sirve de su vara mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco.
Cuando los guerreros egipcios se precipitan por allí persiguiendo a los israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores.
Incuestionablemente muchos Seudo-Ocultistas al leer todo esto, quisieran hacer lo mismo, tener los mismos poderes de Moisés, sin embargo esto resulta algo más que imposible en tanto la Voluntad continúe embotellada entre todos y cada uno de esos "Yoes" que en los distintos trasfondos de nuestra psiquis cargamos. La Esencia embutida entre el "Mi Mismo" es el Genio de la lámpara de Aladino, anhelando libertad...
Libre tal Genio, puede realizar prodigios. La Esencia es "Voluntad-Conciencia" desgraciadamente procesándose en virtud de nuestro propio condicionamiento.
La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra. A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada; Sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés.
Según Filón, Moisés era un Iniciado en la tierra de los Faraones a orillas del Nilo, Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto. Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran Mago Caldeo, y del muy respetable Isaac.
Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los prodigios; esto lo saben los Divinos y los humanos. Así está escrito. Todo lo que las Sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente extraordinario, portentoso. Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de leproso, luego le devuelve la vida. La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente comprende, se arrodilla y se prosterna.
Moisés utiliza una Vara Mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del Iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte.
Ante el Faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo derraman sangre por los campos.
Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas, gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto, indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen. Más como el Faraón no deja libre a los israelitas. Moisés obra nuevos prodigios: cubre la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da el lujo de apartar.
Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos mueren. Cogiendo hollín del homo —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo sobre los egipcios, les causa pústulas y úlceras. Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata.
A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma. Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original.
Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo Testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos. Posteriormente Moisés se sirve de su vara mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco.
Cuando los guerreros egipcios se precipitan por allí persiguiendo a los israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores.
Incuestionablemente muchos Seudo-Ocultistas al leer todo esto, quisieran hacer lo mismo, tener los mismos poderes de Moisés, sin embargo esto resulta algo más que imposible en tanto la Voluntad continúe embotellada entre todos y cada uno de esos "Yoes" que en los distintos trasfondos de nuestra psiquis cargamos. La Esencia embutida entre el "Mi Mismo" es el Genio de la lámpara de Aladino, anhelando libertad...
Libre tal Genio, puede realizar prodigios. La Esencia es "Voluntad-Conciencia" desgraciadamente procesándose en virtud de nuestro propio condicionamiento.
domingo, noviembre 01, 2015
Las bases sobre las cuales descansamos
Reflexionando un poco sobre las
diversas circunstancias de la vida, bien vale la pena comprender seriamente las
bases sobre las cuales descansamos.
Una persona descansa sobre su posición,
otra sobre el dinero, aquella sobre el prestigio, esa otra sobre su pasado,
esta otra sobre tal o cual título, etc., etc., etc.
Lo más curioso es que todos, ya sea
rico o mendicante, necesitamos de todos y vivimos de todos, aunque estemos
inflados de orgullo y vanidad.
Pensemos por un momento en lo que
puedan quitarnos. ¿Cuál sería nuestra suerte en una revolución de sangre y
aguardiente? ¿En qué quedarían las bases sobre las cuales descansamos? ¡Hay de
nosotros, nos creemos muy fuertes y somos espantosamente débiles!
El "Yo" que siente en si
mismo la base sobre la que descansamos, debe ser disuelto si es que en realidad
anhelamos la auténtica Bienaventuranza.
Tal "Yo" subestima a las
gentes, se siente mejor que todo el mundo, mas perfecto en todo, más rico, más
inteligente, más experto en la vida, etc.
Resulta, muy oportuno citar ahora
aquella parábola de Jesús el Gran KABIR, acerca de los dos hombres que oraban.
Fue dicha a unos que confiaban en si mismos como justos, y menospreciaban a los
otros.
Jesús el Cristo, dijo: "Dos
hombres subieron al Templo a orar; uno era Fariseo y el otro Publicano. El
Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios. Te doy gracias
porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún
como este Publicano: Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que
gano. Más el Publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios sé propicio a mí,
pecador". Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el
otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla
será enaltecido". (LUCAS XVIII, 10-14)
Empezar a darse cuenta de la propia
nadidad y miseria en que nos encontramos, es absolutamente imposible en tanto
exista en nosotros el concepto ese del "Más". Ejemplos: Yo soy más
justo que aquél, más sabio que fulano, más virtuoso que zutano, más rico, más
experto en las cosas de la vida, más casto, más cumplidor de sus deberes, etc.,
etc., etc.
No es posible pasar a través del
ojo de una aguja mientras seamos "ricos", mientras en nosotros exista
ese complejo del "Más".
"Es más fácil pasar un camello
por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".
Eso de que tú escuela es la mejor y
que la de mi prójimo no sirve; eso de que tú Religión es la única verdadera, la
mujer de fulano es una pésima esposa y de que la mía es una santa; Eso de que
mi amigo Roberto es un borracho y que yo soy un hombre muy juicioso y abstemio,
etc., etc., etc., es lo que nos hace sentirnos ricos; motivo por el cual somos
todos los "CAMELLOS" de la parábola bíblica con relación al trabajo
esotérico.
Es urgente auto-observarnos de
momento en momento con el propósito de conocer claramente los fundamentos sobre
los que descansa.
Cuando uno descubre aquello que más
le ofende en un instante dado; la molestia que le dieron por tal o cual cosa;
entonces descubre las bases sobre las cuales descansa psicológicamente.
Tales bases constituyen según el
Evangelio Cristiano "las arenas sobre las cuales edificó su casa".
En tales instantes es posible ver
las bases, los fundamentos, sobre los cuales descansamos.
Estando la mente en profundo reposo
ulterior, podemos verificar por si mismos la cruda realidad de esa arena de la
vida, sobre la cual edificamos la casa. (Véase Mateo 7 - Versículos
24-25-26-27-28-29; parábola que trata de los dos cimientos)
Publicadas por
Misionero Gnostico
Etiquetas:
autoconciencia. ego,
autoconocimiento,
Escritura,
Rico
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