lunes, octubre 12, 2015

La conciencia en los niños

La conciencia en los niños


Se nos ha dicho muy sabiamente que tenemos noventa y siete por ciento de SUBCONCIENCIA y TRES POR CIENTO DE CONCIENCIA. ... diremos que el noventa y siete por ciento de la Esencia que en nuestro interior llevamos, se encuentra embotellada, embutida, metida, dentro de cada uno de los Yoes que en su conjunto constituyen el "Mi Mismo".

Obviamente la Esencia o Conciencia enfrascada entre cada Yo, se procesa en virtud de su propio condicionamiento.

Cualquier Yo desintegrado libera determinado porcentaje de Conciencia, la emancipación o liberación de la Esencia o Conciencia, seria imposible sin la desintegración de cada Yo.

A mayor cantidad de Yoes desintegrados, mayor Auto-Conciencia. A menor cantidad de Yoes desintegrados, menor porcentaje de Conciencia despierta.

El despertar de la Conciencia sólo es posible disolviendo el YO, muriendo en sí mismo, aquí y ahora.

Los niños recién nacidos son maravillosos, gozan de plena auto-conciencia; se encuentran totalmente despiertos.

Dentro del cuerpo del niño recién nacido se encuentra reincorporada la Esencia y eso da a la criatura su belleza.

Los adultos ven al recién nacido con piedad, piensan que la criatura se encuentra inconsciente, pero se equivocan lamentablemente.

El recién nacido ve al adulto tal como en realidad es; inconsciente, cruel, perverso, etc.

A medida que la nueva personalidad se va formando, los Yoes que vienen de existencias anteriores, van penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo.

Cuando ya la totalidad de los Yoes se ha reincorporado, aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior que nos caracteriza; entonces, andamos como sonámbulos por todas partes; siempre inconscientes, siempre perversos.

Cuando morimos, tres cosas van al sepulcro:

1) El cuerpo físico.
2) El fondo vital orgánico.
3) La personalidad.

El fondo vital, cual fantasma se va desintegrando poco a poco, frente a la fosa sepulcral a medida que el cuerpo físico se va también desintegrando.

La personalidad es subconsciente o infraconsciente, entra y sale del sepulcro cada vez que quiere, se alegra cuando los dolientes le llevan flores, ama a sus familiares y se va disolviendo muy lentamente hasta convertirse en polvareda cósmica.

Eso que continúa mas allá del sepulcro es el EGO, el YO pluralizado, el mí mismo, un montón de diablos dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Esencia, la Conciencia, que a su tiempo y a su hora retorna, se reincorpora.

Resulta lamentable que al fabricarse la nueva personalidad del niño, se reincorporen también los Yoes.

Psicologia Revolucionaria (fragmento)
Samael Aun Weor

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