El deseo es una substancia que se descompone en
muchas substancias.
Estas substancias del deseo logran engañar la mente y el
corazón. Aquél que se desespere porque la mujer se fue con otro hombre,
realmente no estaba enamorado.
El amor verdadero no exige nada; no pide nada;
no desea nada; no piensa en nada; sólo quiere una cosa: la felicidad del Ser
que ama.
Eso es todo. El hombre que pierde a aquella que ama, sólo dice: “me
siento dichoso que hayas logrado tu felicidad. Si con otro hombre la hallaste,
me siento feliz de que la hubieses hallado”.
Deseo es otro cosa. El apasionado que perdió a la
mujer que amaba porque ella se fue con otro, puede llegar a matar y a matarse
también, cae en la más horrible desesperación. Ha perdido el instrumento del
placer. Eso es todo.
Realmente el verdadero Amor sólo lo conocen aquellos
que ya encarnaron su Alma. La humanidad todavía no conoce eso que se llama
Amor.
Realmente el Amor es como un niño inocente, es como el cisne de lívido
plumaje. El Amor se parece a los primeros juegos de la infancia. El Amor no
sabe nada porque es inocente.
Cuando disolvemos ese horrible espectro que continúa
después de la muerte, (el yo), entonces nace en nosotros eso que se llama Amor.
Al llegar a ese estado, recobramos la inocencia perdida.
El Matrimonio Perfecto
Samael Aun Weor
Amar y querer no es igual, eso nos dice una canción, y es una gran verdad puesto que el amor esta libre de egoismos y sentido de posesión. Amar, cuan bello es amar solo las grandes almas pueden y saben amar, eso nos dice el maestro.
Nosotros tenemos un embrión de alma y con eso basta para amar verdaderamente, a nuestro propio nivel, a todo lo que nos rodea.
Amar a Dios, amar a nuestros semejantes y amarnos a nosotros mismos, pues somos una bella creación de Dios.
Debemos tener amor en nuestro interior para poder amar, pues nadie dá lo que no tiene.
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