miércoles, diciembre 08, 2010

El Simbolismo de la Navidad

El Sol, cada año, realiza un viaje elíptico que comienza desde el 25 de diciembre en adelante. Luego regresa otra vez hacia el Polo Sur, hacia la zona donde está la Antártida. Por eso, precisamente, vale que reflexionemos en su honda significación:

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Por estos tiempos comienza el frío, aquí en el Norte, debido precisamente a que el Sol se está alejando hacia las regiones australes, y el 24 de diciembre el Sol habrá llegado al máximum, en su viaje hacia el Sur. Si no fuera porque el Sol avanza hacia el Norte, desde el 25 de diciembre en adelan­te, moriríamos de frío, la Tierra entera se convertiría en una mole de hielo; y pereceríamos, realmente, toda criatura, todo aquello que tenga vida. Así, pues, vale la pena que reflexionemos en el acontecimiento de la Navidad...

El CRISTO-SOL debe avanzar para darnos su vida, y en el equinoccio de la primavera se crucifica en la Tierra; entonces madura la uva y el trigo. Y es precisamente en la primavera cuando debe el Señor pasar por su vida ; pasión y muerte, para luego resucitar (la Semana Santa es en primavera).

El Sol físico no es más que un símbolo  de el SOL ESPIRI­TUAL, del CRISTO-SOL. Cuando los antiguos adoraban al Sol, cuando, le rendían culto, no se referían propiamente al Sol físico. No, se le rendía culto al SOL ESPIRITUAL, al SOL DE LA MEDIA NOCHE, al CRISTO-SOL, Incuestionablemente, es el CRISTO-SOL quien debe guiar­nos en los mundos superiores de Conciencia Cósmica': Todo místico que aprende a funcionar fuera del cuerpo físico a voluntad, és guiado por el SOL DE LA MEDIA NOCHE, por el CRISTO CÓSMICO.

Es necesario aprender a conocer los movimientos simbólicos del SOL DE LA MEDIA-NOCHE. El es quien guía siempre al Iniciado, él es quien nos orienta, él es quien nos indica lo que debemos y no debemos hacer. Estoy hablando, pues, en el sentido esotérico más profundo, teniendo en cuenta que todo Iniciado sabe salir del cuerpo físico a voluntad (que eso de no sabe salir a voluntad, eso es propio de principiantes, o de gentes que hasta ahora están dando primeros pasos en estos estudios).

Desde que uno, pues, está en la Senda, tiene que guiarse por el SOL DE LA MEDIA-NOCHE, por el CRISTO-SOL, aprender a conocer sus señales, sus movimientos. Si uno lo ve, por ejemplo, hundirse allá en el ocaso, qué nos está indicando? Sencillamente, que algo debe MORIR en nosotros. Si uno lo ve surgir por el Oriente, ¿qué nos dice eso? Que algo debe NACER en nosotros..

Cuando salimos bien en las pruebas esotéricas, él brilla en toda su plenitud (en el horizonte). El Señor nos orienta en los mundos superiores, y uno tiene que aprender, pues, a conocer sus señales.

Dubui, y muchos otros, han estudiado el maravilloso acontecimiento de la Navidad. No hay duda (y eso lo reconoce Dubui) de que todas las /religiones de la antigüedad celebraron la Navidad...

Así, como el Sol físico avanza hacia el Norte, para dar vida a toda la creación, así también el SOL DE LA MEDIA-NOCHE, el SOL DEL ESPIRITUAL, el CRISTO-SOL, nos da vida si nosotros aprendemos a cumplir con sus mandamientos.

En las Sagradas Escrituras, obviamente, se habla del a­contecimiento Solar (y hay que saberlo entender entre-lineas). Cada año se vive en el macrocosmos, todo el Drama Cósmico del CRISTO-SOL (cada año, repito). Téngase en cuenta que el CRISTO-SOL debe crucificarse cada año en el mundo, vivir todo su drama de la vida, pasión y muerte, para luego resucitar en todo lo que es, ha sido y será, es decir, en todo lo creado. Así es como todos recibimos la vida  CRISTO-SOL.

También es cierto que cada año el Sol, al alejarse por las regiones australes, nos deja (aquí en el Norte) tristes, pues él va a dar la vida a otras partes. Las noches largas del invierno son fuertes; en tiempo de Na­vidad, los días son cortos y las noches largas.

Vamos reflexionando en todo ésto, y combine que entendamos lo que es, ciertamente, el Drama Cósmico. Se hace necesario que en nosotros también nazca el CRISTO-SOL (él debe nacer en nosotros).

En las Sagradas Escrituras se habla claramente de BELEM y de un "establo" donde él nace. Ese "establo" de "Belem" está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Precisamente, en ese "establo interior" moran los animales ­del deseo, todos esos "Yoes" pasionarios que cargamos en nuestra psiquis; eso es obvio.

Belem mismo, es un nombre esotérico. En tiempos en que el Gran Kabir Jesús vino al mundo, la aldea de Belem no existía. De manera que eso es completamente simbólico: BEL es una raíz caldea que significa 'TORRE DEL FUEGO". De manera que, propiamente dicho, "BELEM" es 'TORRE DEL FUEGO", ¿podría ignorar que BEL es un término caldeo que corresponde, precisamente, a la TORRE DE BEL, la TORRE DEL FUEGO Así, pues, BELEM es simbólico, completamente.

Cuando el Iniciado trabaja con el Fuego Sagrado, cuando el Iniciado elimina de su naturaleza intima los "agregados psíquicos", cuando en verdad está realizando la GRAN OBRA, indubitablemente ha de pasar por la Iniciación VENUSTA. El descenso del Cristo al corazón del hombre, es un acontecimiento cósmico-humano de gran trascendencia. Tal evento corresponde, en verdad, a la Iniciación VENUSTA. ­

Desafortunadamente, no se ha entendido realmente lo que es el Cristo. Muchos suponen que el Cristo, exclusivamente, fue Jesús de Naza­reth, y están equivocados. Jesús de Nazareth como hombre, o mejor dijéramos, Jeshuá Ben Pandirá como hombre, recibió la Iniciación Venusta, lo encarnó; más no es el único que haya recibido tal Iniciación. Hermes Trismegistro, el tres veces grande Dios Ibis de Thot, también lo encarnó. Juan El Bautista, a quien muchos consideraban como el CRISTUS, el UNGIDO, incuestionablemente recibió la Iniciación Venusta, lo encarnó.

Los Gnósticos Bautistas aseguraban, en la Tierra Santa , que el verdadero Mesías era Juan y que Jesús era tan sólo un Iniciado que había querido seguir a Juan. Habían, por esos días, disputas entre los Bautistas y los gnósticos Esenios (y otros) .

Así, pues, que debemos entender al Cristo como es: y no como una persona, no como un sujeto. El Cristo está más allá de la Personalidad, del "Yo" y de la individualidad; el Cristo, en esoterismo auténtico, es el LOGOS, el LOGOS SOLAR, representado por el Sol. Ahora comprenderemos por qué los Incas adoraban al Sol; los Nahuatls le rendían culto al Sol, los Mayas lo mismo, los egipcios idénticamente, etc.

No se trata de la adoración a un Sol físico, no, sino a lo que se oculta tras ese símbolo físico. Obviamente, se adoraba al LOGOS SOLAR, al Segundo Logos. Ese Logos Solar es unidad múltiple perfecta (la variedad es unidad). En el mundo del Cristo Cósmico, la individualidad separada no existe; en el Señor, todos somos UNO.


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